Gusto, sufrimiento, placer, velocidad y agotamiento
El gusto de compartir una espléndida mañana del sábado en bicicleta con un puñado de colegas de la Peña Albalat y Grupo Altacu (Kique, Molada, Fernando y José Altalaguerri, Jorge, Vicente, Luis, Ramón y Mínguez).
El sufrimiento de intentar seguir la rueda del que tienes delante, que yo no sé como me las apaño pero siempre tengo una goma a la que seguir, también por el esfuerzo exigido para coronar cada rampa o cada puerto.
El placer de recobrar las fuerzas con un buen almuerzo en armonía.
La sensación de velocidad al intentar seguir la rueda de Fernando en una bajada bastante larga y con curvas suaves, pero que a mí se me hacían de 180 grados y en la que en cada una de ellas estuve a punto de ceder.
El agotamiento de 130 Km pedaleados a muy buen ritmo.
Con salida desde Albalat a las 8 y en un principio al ritmo que nos marcaba Sebastián, pronto nos adelantaba la Peña de Foios, a la que seguimos Kique, Molada y Mínguez hasta la rotonda de Olocau, un poco más adelante nos encontrábamos con el resto del grupo: Fernando y José Altalaguerri, Jorge, Vicente, Luis y Ramón, o sea, un grupo de fieras con el que nos dirigimos hacia el pino a muy buen ritmo, tanto que algunos ya lo empezábamos a acusar. Después del pino y dirección a Alcublas, cada uno subió como pudo: Fernando por delante haciendo gala de su estado de forma, Kique lo intentó seguir algunos metros, Luis y Ramón parejos me adelantaron a muy buen ritmo, de Jorge no tengo nada que decir, sólo quiero que me devuelva las pegatinas que me arrancó de la bici al pasar, suerte tuvo que no estaba por allí la Benemérita o lo habría denunciado por exceso de velocidad.
A la salida del punto de reunión, o sea se el almuerzo, José Altalaguerri nos muestra las enseñanzas recibidas de Sebastián y sale zumbando cuesta a bajo sin esperar a nadie. Lo intentamos seguir, unos con más fortuna que otros. Pronto nos adelanta Fernando para comandar el trío que formamos los Altalaguerri y un servidor, y al que sólo nos pudieron dar caza cuando Fernando decidió parar a esperar al resto del grupo.
A partir de este momento, una serie de relevos nos conducían a casa en un rodar ligero y tranquilo, sólo alterado por las provocaciones de Molada con comentarios como “¿Todo eso es lo que vais? o ¿no sois capaces de descolgarme?” y cosas parecidas. Comentar el sprint que se marcó Luis después de más de 100 Km y al que sólo pudo responder Jorge.
Todo esto para decir que me divertí un montón, un saludo a todos y que ustedes lo pedaleen bien!
José Minguez
